14 marzo 2017
Este artículo muestra cómo la pedagogía se ha separado cada vez más de las afirmaciones filosóficas, debido a un pragmatismo centrado solo en lo instrumental eficiencia de la tarea educativa. También explica las malas consecuencias a que conduce esta situación: la privación de la reflexión crítica sobre los objetivos sociales de la educación, la manipulación del ser humano, la imposibilidad de encontrar la normatividad pedagógica, la renuncia a los "criterios formales" en la instrucción, y la tentación del oportunismo en diferentes corrientes. La renuncia de la Filosofía promueve, en la Pedagogía, el abandono de su propia praxis y el empobrecimiento de su propia realidad.
Autores:
Marian Heitger. Universidad de Viena