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Resumen

Enseñar debe tener como objeto no buscar la respuesta correcta sino alcanzar la sabiduría, captar el razonamiento verdadero. Pero para ello es preciso suscitar el deseo de saber y no quedarse en lo útil o en la opinión más común. Ello exige abordar tres cuestiones. La primera es descubrir la importancia que el deseo tiene en la vida del ser humano, así como sus características principales, que rompan su unión actual con la idea de carencia o que lo limitan al ámbito de la sexualidad. Naturalmente, como consecuencia de estas ideas, se estudia en el artículo el horizonte en el que el deseo debe moverse en la actividad pedagógica y las formas como los educadores deben promoverlo y encauzarlo. La segunda cuestión consiste en analizar las características de la crisis ideológica no simplemente económica de la actualidad, que dificulta promover una verdadera sabiduría. Para ello acudimos a unas reflexiones de Jaspers en las que, a la vez que defendía la importancia de Europa en la cultura universal, mostraba los peligros en los que podía caer, comprometiendo su identidad e influencia. Esto conduce a la tercera cuestión, que consiste en la necesidad de promover en el profesorado las disposiciones intelectuales que faciliten una autentica educación integral orientada a la sabiduría, superando el actual temor a la búsqueda de la verdad, pues el profesor, evitando toda imposición, debe alentar el amor a la verdad, que no es una insana pasión sino lo que da la mayor felicidad y lo que hace posible conquistar libremente un futuro con sentido. José Antonio Ibáñez-Martín

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