López Rupérez, F. (2021). La gobernanza de los sistemas educativos. Fundamentos y orientaciones. (Ismael Sanz Labrador)
López Rupérez, F. (2021).
La gobernanza de los sistemas educativos. Fundamentos y orientaciones.
Narcea ediciones-Stamp UCJC. 220 pp.
«No es admisible exigir a los niveles inferiores del sistema lo que los superiores no estén en condiciones de ofrecer»
La gobernanza de los sistemas educativos. Fundamentos y orientaciones es un libro muy necesario y oportuno en unos años en los que hemos comprobado cómo las políticas educativas basadas en evidencias están ganando terrero entre los países desarrollados. El libro de Francisco López Rupérez es una contribución relevante para que esta tendencia a incorporar las conclusiones de estudios rigurosos y científicos a la toma de decisiones llegue también, con toda su fuerza, a las medidas que se toman en educación en España.
Las conclusiones que alcanza La gobernanza de los sistemas educativos. Fundamentos y orientaciones son muy relevantes. En concreto, el capítulo 8 del libro recoge las reflexiones sobre el currículo de Olibie (2013):
Las tendencias emergentes del currículo apelan a las nuevas habilidades, conocimientos y formas de aprender para preparar a los estudiantes y dotarles de competencias que les permitan abordar los retos de un mundo incierto y cambiante […] Tales habilidades incluyen pensamiento crítico; resolución de problemas; colaboración mediante redes y liderazgo por influencia; agilidad y adaptabilidad; iniciativa y espíritu emprendedor; comunicación oral y escrita efectivas; capacidad para acceder y analizar información; curiosidad e imaginación.
En 2020, tuve la oportunidad de coordinar el número de Papeles de Economía Española sobre «El Capital Humano en la Economía Digital» en cuya introducción yo apuntaba a que
La mayor digitalización profundizará los cambios en la demanda de habilidades y competencias por parte del mercado de trabajo. Los empleos que se basan en tareas rutinarias que pueden ser automatizadas irán desapareciendo o se irán transformando. De hecho, el 21,7% de los empleos en España está en riesgo de desaparición por la robotización y un adicional 30,2% de los trabajos experimentará cambios sustanciales en las tareas a realizar (OCDE, Employment Outlook 2019). Es decir, un total del 51,9% de los empleos en nuestro país se verá significativamente afectado por la robotización, un impacto algo más elevado que el promedio de la OCDE (45,6%) y que recaerá en mayor medida en las personas con bajo nivel educativo. Pero también se crearán nuevos empleos que producirán bienes y servicios derivados de las nuevas tecnologías y que dependerán de la iniciativa emprendedora de las sociedades y de la oferta adecuada de recursos humanos que generen los sistemas educativos. Si en las anteriores revoluciones industriales las máquinas sustituían brazos, ahora las máquinas empiezan a sustituir cerebros. La cuarta revolución industrial caracterizada por la plena conectividad, el acceso instantáneo a enormes cantidades de información, el internet de las cosas, la robótica, la biónica o la inteligencia artificial generará muchos empleos. Para aprovechar estas oportunidades se requiere formar a los jóvenes en competencias transversales que no son fácilmente automatizables como la capacidad de análisis, resolución de problemas, creatividad, pensamiento crítico, trabajo en equipo, liderazgo o interrelaciones sociales. También es importante enseñar a los estudiantes habilidades no-cognitivas como la perseverancia, determinación, capacidad de adaptarse a los cambios o el autocontrol en un mundo cada vez más globalizado y dinámico. El ciudadano del siglo xxi se enfrenta a un entorno crecientemente complejo y desafiante en el que resulta indiscutible la necesidad de una formación que sea capaz de desarrollar tareas no rutinarias y aportar valor añadido a los procesos de automatización.
El capital humano y el progreso tecnológico son dos factores fundamentales e interrelacionados que se encuentran en la base del desarrollo económico, como han recordado recientemente dos de los Premios Nobel de Economía en 2019, Abhijit Banerjee y Esther Duflo, en Buena economía para tiempos difíciles (2020):
Las empresas de Silicon Valley son muy similares a las empresas del mundo de Solow, con una importante salvedad: utilizan menos lo que normalmente consideramos capital (máquinas, edificios) y más lo que los economistas llaman capital humano, en esencia, habilidades especializadas de distintas clases. Muchas empresas de Silicon Valley invierten en personas inteligentes con la esperanza de que den con alguna idea brillante y vendible, y en ocasiones eso sucede de verdad.
Para abordar el gran reto que supone la automatización y la robotización para el sistema educativo, es importante que los responsables de las políticas educativas en España sean conocedores del proceso en el que estamos inmersos de digitalización de la economía. Es imprescindible que los dirigentes del Ministerio de Educación y Consejerías de Educación de las Comunidades Autónomas tengan formación, competencias y capacidades del nivel que el desafío al que nos enfrentamos exige. Como señala Francisco López Rupérez
Sin la asunción de un enfoque científico-racional para la formulación de las políticas y para su implementación, en tanto que componentes esenciales de la gobernanza de los sistemas educativos, esta será estéril a la hora de dar respuesta a esas elevadas expectativas que acompañan al contexto propio del siglo XXI.
En definitiva, «no es admisible exigir a los niveles inferiores del sistema lo que los superiores no estén en condiciones de ofrecer» (p. 198). El profesor de la Universidad Pompeu Fabra, José García Montalvo, señalaba en 2013 en la revista Participación Educativa del Consejo Escolar del Estado, entonces presidida por el propio Francisco López Rupérez, que es necesario que las medidas educativas que se implementan se basen en evidencia empírica y no en prejuicios o justificaciones apriorís- ticas antes de escalarlas. Intervenciones educativas fundamentadas en investigaciones con base científica, con metodologías rigurosas. Como yo mismo añadía en la introducción del número de Papeles de Economía Española se trata de evaluaciones basadas en el diseño experimental con pruebas controladas y aleatorias o pseudo-experimentales empleando, por ejemplo, variables instrumentales, diferencias-en-diferencias, regresiones discontinuas o análisis contrafactuales. Identificar efectos de la educación que tengan en cuenta el carácter endógeno de la formación y la existencia de variables no siempre observables, como factores culturales, o el ánimo y resolución que cada individuo muestre por mejorar su nivel educativo. Un buen ejemplo del avance que se ha producido en algunos países en la implementación de reformas educativas evaluadas con metodología cuantitativa lo constituyen iniciativas como la de Education Endowment Fund en Reino Unido. Proporciona evidencia científica sobre lo que funciona en el campo de las intervenciones educativas y lo que no funciona. Una base sólida sobre la que identificar, probar y luego escalar las medidas y programas que hacen una diferencia real y duradera en los logros y los resultados educativos de los niños y los jóvenes. En esa misma línea, La gobernanza de los sistemas educativos. Fundamentos y orientaciones es una apuesta explícita por la adopción de una aproximación, de inspiración científica, que nos acerca a la «ciencia de las políticas» (p. 198).
«Lo que no se mide, no existe», dicen los anglosajones. La medición de los sistemas educativos no está exenta de problemas, pero tiene un mérito que pocas personas discuten. Pero lo peor de todo sería que no tuviéramos información contrastada de las medidas educativas que logran que los alumnos adquieran mejores conocimientos y competencias. Sin las evaluaciones no podríamos identificar las buenas prácticas que han conducido a los estudiantes de algunos países a saber y conocer más. Se trata de mejorar la educación aportando datos robustos con los que tomar decisiones más acertadas. A este respecto, el capítulo 6 del Libro, «Modelos para una gobernanza educativa», caracteriza los rasgos que tienen en común los sistemas educativos de alto rendimiento. «Todos ellos asumieron esa orientación de inspiración científica para la definición y la implementación de las políticas, y concedieron una importancia mayor al papel de las personas y del conocimiento» (p. 199).
Pues bien, Francisco López Rupérez identifica las prácticas que, en materia de gobernanza educativa, desarrollan los sistemas educativos de éxito, fijándose en Portugal, Finlandia y Singapur. Es reveladora la forma en la que Portugal ha empleado el benchmarking, consistente en «compararse con otras organizaciones que, partiendo en este caso de situaciones inferiores, han conseguido avanzar de un modo sustantivo; para, posteriormente, tratar de averiguar cómo lo hicieron» (p. 166). De hecho, la excelente evolución del sistema educativo de Portugal hasta hace bien poco es un buen «rebufo» para España por cuanto
Geográfica, cultural y lingüísticamente próximo, Portugal es un país hermano de un tamaño intermedio que ha padecido como España los efectos de una dictadura militar; ha arrastrado un retraso histórico superior; dispone de un inferior nivel de riqueza medida por el PIB per cápita, y un índice de nivel socioeconómico y cultural más bajo. Y a pesar de todas esas desventajas comparativas, Portugal ha conseguido evolucionar a mejor a lo largo de las últimas décadas y obtiene resultados superiores a los de España, medidos por diferentes indicadores que son considerados clave en el panorama internacional (p. 166).
La conclusión con la que finaliza el libro es un brillante colofón a La gobernanza de los sistemas educativos. Fundamentos y orientaciones imprescindible para cualquier persona interesada en las políticas educativas. Francisco López Rupérez rememora la sentencia del escritor franco-holandés del siglo xix, Joris-Karl Huysmans «La realidad no perdona que se la desprecie; se venga, derrumbando los sueños, pisoteándolos y arrojándolos en pedazos sobre un montón de fango».
Banerjee, A. V. y Duflo, E. (2020). Buena economía para tiempos difíciles. Taurus.
García Montalvo, J. (2013). Evaluación de la eficacia de la políticas educativas y transparencia: la importancia de los experimentos aleatorizados. Participación educativa, 2 (3), 75-82.
OECD (2019). Employment Outlook. OECD. Olibie, E. (2013). Emergent global curriculum trends: Implications for teachers as facilitators of curriculum change [Tendencias curriculares globales emergentes: implicaciones para los profesores como facilitadores del cambio curricular]. Journal of Education and Practice, 4 (5), 161-167.
Sanz, I. (2020). El capital humano en la economía digital. Papeles de Economía Española, 166, 1-5.
Ismael Sanz Labrador ■