Declaración de Canarias Aprendizaje-Servicio en la Educación Superior

La presente Declaración de Cana­rias sobre el Aprendizaje-Servicio en la Educación Superior fue aprobada en re­unión celebrada en Las Palmas de Gran Canaria durante la celebración del X Congreso Nacional y IV Internacional de Aprendizaje-Servicio los días 7 al 9 de ju­lio de 2021, y ha sido firmada, hasta la fecha, por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), la Uni­versidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), la Universidad de La Laguna (ULL) y la Universidad Rey Juan Car­los (URJC), así como por la Asociación de Aprendizaje-Servicio universitario. Más información sobre la declaración y los instrumentos de adhesión de las Uni­versidades puede consultarse en: https:// www.apsuniversitario.org

Declaración de Canarias

Las personas participantes en el X Congreso Nacional y IV Internacional de Aprendizaje-Servicio, reunidos en Las Pal­mas de Gran Canaria, de manera virtual, junto a la Red y la Asociación de Aprendi­zaje-Servicio Universitario, invitamos a las Universidades organizadoras (Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Universi­dad de La Laguna y Universidad Nacional de Educación a Distancia), así como al res­to de universidades españolas, a adherirse y hacer pública esta Declaración de Ca­narias sobre el Aprendizaje-Servicio en la Educación Superior:

Reafirmando que la educación debe orientarse hacia el pleno desarrollo de la personalidad humana y del sentido de su dignidad, capacitar a todas las personas para participar efectivamente en una so­ciedad libre, favorecer la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos raciales, étni­cos o religiosos, y promover el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz, la se­guridad y el fomento del desarrollo y de los derechos humanos, como se recoge en la Declaración de Naciones Unidas sobre educación y formación en materia de de­rechos humanos de 2011,

Reafirmando que la educación superior debe desempeñar su pa­pel a la hora de enfrentarse a los retos sociales y democráticos de Europa, lo que significa garan­tizar que la educación superior sea integradora, que esté abierta a los talentos de todas las proce­dencias, y que las instituciones de educación superior no sean torres de marfil, sino comuni­dades de aprendizaje con con­ciencia cívica conectadas a sus comunidades y que la educación superior debería permitir a los estudiantes adquirir capacidades y experiencias a través de acti­vidades basadas en problemas reales, tal y como se afirma en la Comunicación de la Comisión Europea sobre una Agenda reno­vada de la UE para la educación superior de 2017,

Reafirmando la necesidad de que las instituciones de educación superior se comprometan con nuestras sociedades para abordar las múltiples amenazas a la paz global, los valores democráticos, la libertad de información, la salud y el bienestar, entre otras las creadas o exa­cerbadas por la pandemia, preparando a los estudiantes para que se conviertan en ciudadanos activos, críticos y respon­sables tal y como se recuerda en el Co­municado de Roma sobre la Dimensión Social del EEES de 2020,

Reafirmando la importancia de esta­blecer alianzas entre la universidad y la comunidad para potenciar oportunidades económicas e incrementar el entendimien­to recíproco que fortalezca la relevancia de la educación y la investigación universita­rias, como se recoge en la Declaración de Talloires sobre responsabilidades cívicas de la educación superior de 2005,

Reafirmando que los estudiantes tienen derecho a una formación acadé­mica de calidad, que fomente la adqui­sición de las competencias que corres­pondan a los estudios elegidos e incluya conocimientos, habilidades, actitudes y valores; en particular los valores propios de una cultura democrática y del respeto a los demás y al entorno y que las universidades deberán favore­cer prácticas de responsabilidad social y ciudadana que combinen aprendiza­jes académicos en las diferentes titu­laciones con prestación de servicio en la comunidad orientado a la mejora de la calidad de vida y la inclusión social como recoge el Estatuto del Estudiante Universitario de 2010,

Reafirmando que el Marco Español de Cualificaciones para la Educación Superior de 2011 prevé como un resul­tado del aprendizaje, la capacidad de los estudiantes de hacer reflexiones de na­turaleza ética en su campo de estudio, lo que supone concebir a la universidad también como un espacio de aprendiza­je ético y la necesidad de definir estra­tegias que lo hagan posible,

Considerando la Estrategia Universi­dad 2015 del Ministerio de Educación que señala que el compromiso con la responsabilidad social debe impregnar el conjunto de los procesos formati­vos, en sus distintas modalidades, de tal manera que los diferentes tipos de formación han de tener en cuenta este compromiso, tanto en objetivos y conte­nidos, como en los enfoques que presi­den su diseño y realización con el fin de formar a todas las personas vinculadas con las universidades en una ciudada­nía activa e implicada con los desafíos de nuestro mundo y en búsqueda de so­luciones a los mismos,

Considerando el Informe de Nacio­nes Unidas sobre juventud en el mun­do, Compromiso cívico juvenil, de 2017,

Considerando el Informe de la UNESCO y del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Su­perior en América Latina y el Caribe, Pensar más allá de los límites. Perspec­tivas sobre los futuros de la educación superior hasta 2050, de 2021,

Considerando el Informe de Grupo de Expertos MASIS establecido por la Comisión Europea sobre desafíos futu­ros de la ciencia en la sociedad de 2009,

Considerando la Carta por el compro­miso cívico y comunitario firmada por las instituciones de educación superior de la red «Campus Engagement» de Ir­landa en 2014, Considerando el Informe de la Red Global para la innovación universita­ria (GUNI), «Educación superior en el mundo: hacia una universidad social­mente responsable» de 2017,

Considerando el Manifiesto por un planeta más sostenible y la Propuesta de acciones de sensibilización para la imple­mentación de la Agenda 2030 e inquietu­des de las universidades en relación con el cumplimiento de los ODS de la CRUE de 2019 y el Documento técnico del Co­mité Ejecutivo y Plenario de la Comisión de sostenibilidad sobre institucionaliza­ción del Aprendizaje-Servicio como es­trategia docente dentro del marco de la RSU para la promoción de la sostenibili­dad en la universidad de 2015,

Considerando la Declaración de la red de Aprendizaje-Servicio de las universi­dades catalanas APS(U)CAT de 2018,

Considerando la Declaración institu­cional sobre la estrategia de institucio­nalización del Aprendizaje-Servicio en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria aprobada en Consejo de Go­bierno en 2021,

Considerando la Declaración institu­cional de la Universidad de La Laguna en apoyo y adhesión a la estrategia de enseñanza por Aprendizaje-Servicio universitario de 2021.

Declaramos,

El Aprendizaje-Servicio es un enfoque de la educación superior que busca formar profesionales excelentes y una ciudadanía comprometida con el bien común median­te propuestas de docencia, investigación y transferencia del conocimiento que integran el servicio a la comunidad y el aprendiza­je académico en un proyecto coherente que permite al estudiantado formarse trabajando sobre la base de necesidades y problemáticas reales del entorno con el objetivo de mejorar­lo y, al profesorado, realizar una innovación, investigación y transferencia de conocimien­to responsable y con impacto social.

El Aprendizaje-Servicio es una filosofía de la educación superior que refuerza el enfoque humanista de la universidad en el siglo xxi reconociendo su responsabilidad social y ofreciendo una lectura relacional de los pilares clásicos de docencia, investi­gación y transferencia de conocimiento en beneficio de toda la comunidad universita­ria y del bien común de la sociedad.

La metodología del Aprendizaje-Servicio está ampliamente difundida y consolidada internacionalmente en la educación supe­rior a través de asociaciones y redes na­cionales e internacionales que fomentan y promueven el intercambio de experiencias, la investigación y la innovación. Animamos a las universidades españolas a seguir esta senda de internacionalización para contri­buir al desarrollo, la mejora y la calidad de la educación superior en España.

El Aprendizaje-Servicio constituye una herramienta fundamental en la estrategia de sostenibilización curricular propuesta por la CRUE. Animamos a las universidades a con­tinuar profundizando en la sostenibilidad curricular con un impulso renovado. Asimis­mo, animamos a las universidades a imple­ mentar procesos de institucionalización del Aprendizaje-Servicio en sus organizaciones y a seguir trabajando y tendiendo puentes y alianzas entre las propias instituciones aca­démicas, las organizaciones de la sociedad civil y las administraciones públicas.

El enfoque del Aprendizaje-Servicio pone el énfasis en la comprensión de los problemas y necesidades sociales a través de una participación activa de la comuni­dad académica. Animamos a las agencias de evaluación de la calidad educativa y de acre­ditación nacionales y regionales a tener es­pecialmente en cuenta su implementación en las asignaturas y titulaciones, así como la participación y dirección del profesorado en estos proyectos a los efectos de acredita­ción tanto de titulaciones como del profeso­rado, y para su valoración en la transferen­cia de conocimiento con valor social.

Las experiencias aprendidas por las universidades en el periodo de confina­miento durante la pandemia constatan el potencial educativo de las tecnologías de la información y la comunicación no solo para el aprendizaje, sino para conducir una educación superior aten­diendo a los valores y dimensiones más humanas de la relación educativa. Las tecnologías de la información y la co­municación constituyen recursos funda­mentales al servicio del aprendizaje de calidad de los estudiantes que colaboran en su formación humana y humanista en la universidad.

El Aprendizaje-Servicio virtual es una modalidad innovadora que contribuye al desarrollo del aprendizaje expandiendo geográficamente la experiencia educativa del alumnado, ampliando sus posibilidades del servicio a la sociedad e integrando una mediación de la tecnología que salvaguar­da los valores humanos en todo el proceso educativo.

El enfoque del Aprendizaje-Servicio es capaz de movilizar prácticas educativas innovadoras y de calidad, así como valo­res comunes y compartidos para fomentar compromisos cívicos cada vez más amplios y solidarios tanto en el contexto europeo como iberoamericano, alcanzando así el reto de una ciudadanía global basada en las nociones de responsabilidad, cuidado e interdependencia humana.

Es preciso continuar descubriendo y de­sarrollando vías novedosas de encuentro y entendimiento entre las universidades, la sociedad civil y las administraciones públi­cas para afrontar juntos los retos de la so­ciedad española, con especial atención a los contextos más necesitados y colectivos más vulnerables. El Aprendizaje-Servicio es una herramienta probada para generar redes y encuentros para afrontar retos como el de la despoblación de zonas rurales.

Particularmente, el Aprendizaje-Ser­vicio constituye una herramienta estraté­gica para desarrollar la empleabilidad del estudiantado impulsando también su for­mación humana y desarrollando al mismo tiempo, en cada uno y cada una de ellas, la capacidad emprendedora.

Por todo ello, y tras la experiencia com­partida en los últimos diez Congresos de Aprendizaje-Servicio Universitario, invita­ mos a todas las universidades, así como a la Conferencia de Rectores de las Universi­dades Españolas (CRUE) y a la Red Espa­ñola de Agencias de Calidad Universitaria, a adherirse y firmar esta Declaración ins­titucional sobre el Aprendizaje-Servicio en la Educación Superior.

En Las Palmas de Gran Canaria, a 9 de julio de 2021.